Coger el coche, echarse a la carretera y escoger siete lugares de España a los que hay que ir para asegurarse de que es verdad que existen. Algunos fines de semana nacen exclusivamente para eso. Porque ah, el tiempo pasa, y cuando le dan a uno el carné de conducir, ya se le ha olvidado que había nomos en las setas, duendes en las rendijas y princesas en los torreones. O sea, que hay que acordarse porque va uno, crece y se desubica. Existe una ruta de siete sitios para empezar a volver.