Si una corporación decide combatir el bullying, da igual cómo lo haga, será aplaudida. Pero nadie tiene un modo de solucionarlo así que algunos recurren a tácticas fraudulentas y contraproducentes. Es el caso de IKEA que diseñó una campaña antibullying con 2 plantas: una recibía comentarios positivos y la otra comentarios negativos. A los 30 días, la planta que había sido halagada había crecido mientras que la que había sufrido bullying, no. Vídeo:
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