El impacto al entrar a una catedral gótica, es aún hoy día, fuerte, y eso que estamos acostumbrados a ver edificios aún más altos que las catedrales. Hay que imaginarse el fortísimo impacto que tendría en un campesino medieval el entrar a una catedral; primero porque toda la fachada estaba pintada con vivos colores, todas las estatuas de reyes, santos, ángeles... tenían su propio color, diferenciándose las túnicas, los colores de las caras y los adornos, aunque siglos de lluvia y contaminación los hayan lavado.