Arrodillado frente a un juez en la sala del Tribunal de Apelación de Ghazni, este de Afganistán, un anciano sentenciado a muerte por asesinato implora por su vida.El hombre de 75 años admite que mató a tiros, por venganza, a un familiar debido a rumores de que había mantenido relaciones sexuales con su nuera. En virtud de los castigos estipulados por la sharia, que sigue el principio del ojo por ojo, el hombre se enfrenta a una ejecución pública a manos de un familiar de la víctima.