Pero no nos llamemos a engaño, que decía mi abuelo Julián. Por escasa y ridícula que sea esta protesta callejera, la ultraderecha tiene mucho más poder del que parece. Los ultraderechistas de verdad, los ricos, los herederos, los animosos, los arribistas, no salen a la calle. Eso es muy poco elegante. Dejan que salgan los más bobos para parecer inofensivos. ¿Por qué todos los medios nos hemos echado a la calle estos días a entrevistar fascistas y solo hemos conseguido respuestas frikis?