El acto sacramental se titulaba La pena del telediario en España y se concelebró en el Casino de Agricultura de Valencia . Dobles cortinas polvorientas, parqué desgastado y un público vertido. Casposo, también, el público. Antiguo y apolillado, como sacado del almacén de atrezzo de un teatro tronado.La familia, algunos viejos colaboradores de un PP también rancio y antiguo. Un PP enfermo que no se reconoce en ningún espejo, salvo el retrovisor y que, de vez en cuando, todavía trata de asomarse allá donde puede.También saca fantasmas a pasear.