Al periodismo patrio ya nadie le exige rigor. Se le pide vigor. Esa fuerza oculta, con nombre y apellidos, que lleva una fotografía de Isabel Díaz Ayuso al arranque de un Telediario en La1 como cuando colocan en los aeropuertos los caretos de los más buscados. ¡Cuidao, cuidao! que igual el próximo eres tú, Feijóo, que la vice Montero se pone farruca y montonera y no tiene más que dar unas palmadas de esas que pega para aplaudir cuando el jefe se sale, con las manos duras como expedientes de Hacienda, y te busca la ruina.