Bernardo Montoya, el asesino confeso de Laura Luelmo, se encuentra recluido en su celda porque teme por su vida. Montoya solía salir al patio durante cuatro horas al día, pero tras recibir continuos abucheos y amenazas de muerte de otros reclusos especialmente peligrosos, ha solicitado permanecer encerrado en su celda. El asesino de Laura Luelmo mostró durante sus primeros días una actitud desafiante con los funcionarios, "mirándoles a los ojos y exigiendo cosas en lugar de pedirlas", por ejemplo, más mantas de las que tenía asignadas.