Cataluña se parece mucho más a «El irlandés» de Scorsese, que al «Lincoln» de Spielberg, porque si en la segunda la corrupción y la violencia son herramientas para conseguir un noble objetivo con la sincera esperanza de crear un mundo mejor; en la primera se usa una esperanza fraudulenta, en la que nadie cree, ni está interesado siquiera, para perpetuar el único objetivo de la corrupción, la intimidación y el poder.