Mireia era arquitecta técnico y tenía 42 años. El miércoles, antes de precipitarse desde un 13º piso en Girona, lanzó por la misma ventana a dos de sus hijas, un bebé de meses y otra de 11 años, según las pesquisas policiales. Legalmente quizá quepa catalogar los hechos como homicidio o filicidio, pero en realidad se trató de un triple suicidio: en apenas unos segundos, Mireia se quitó tres veces la vida.