Se puede comprender que a todos nos gustaría que en nuestra iglesia pequeña, mediana o grande, al entrar se encuentre gran cantidad de luces y que el culto o alabanza sea tan grandioso como un gran concierto dentro de un teatro o sala de espectáculos. Pero, si de algo se puede estar seguro, es que si no se antepone, la calidad primero que la cantidad, no se podrá lograr esta meta!! Al menos no tan rápido!!