De su misma quinta y más jóvenes, los estudiantes concienciados militaban, simpatizaban o asistían, era lo mínimo, a una asamblea de facultad. Si había antifranquismo activo en alguna parte era en los campus. Uno se ganaba así, y muy a su pesar, un porrazo, una detención, una paliza, una estancia en la cárcel. Pero de las actividades contra la dictadura del joven Garzón nada se sabe.No tenemos de él ni una carrera delante de los grises, que la tiene cualquiera.