¿Podemos evitar envejecer viajando a la velocidad de la luz? Bueno, teóricamente, sí. Pero hay peros, y peros serios, que considerar. Ya, lo sé, esto no es nuevo. Cualquiera que haya cursado una ingeniería y haya tenido la más mínima curiosidad, le preguntó en su momento a su profesor: ¿Qué pasa si corremos a la velocidad de la luz? Para los que tengan la duda seria, les diré que lamentablemente morirían desgastados por fricción contra el propio aire. Pero hoy vamos a jugar a que esto no es así.