Colombia es un país soñado. Tiene de todo: montañas majestuosas, una gran riqueza hídrica con ríos que parecen mares, dos océanos, 105 poblaciones indígenas, comunidades afrodescendientes y mestizas, y es uno de los lugares más biodiversos del mundo. Pero es también un país sumamente desigual y excluyente, consumido por la corrupción, con una clase política y unas élites mayoritariamente indolentes, y con una historia en medio de una violencia que parece no tener fin.