Los síntomas de debilidad no fuerzan a su gobierno a una política exterior prudente y define a China y Rusia como enemigos, y está provocando una nueva carrera de armamentos. Si esos planes siguen adelante, en un mundo herido por la progresiva desaparición de los acuerdos de desarme nuclear, la estabilidad internacional quedará seriamente dañada. Adictos a la deuda, el caos y la guerra, Estados Unidos quiere tener las manos libres para mantener su hegemonía en el planeta, y no quiere un mundo de iguales, pero eso puede poner en peligro la paz.