Todos a bordo del Gyermekvasút, un ferrocarril de siete millas de Budapest (Hungría) que data de la época comunista y que está gestionado íntegramente por niños, excepto el maquinista. "Como cualquier otro ferrocarril, tiene taquillas, locomotoras diésel, señales, agujas y un horario", explica la compañía ferroviaria.