"No hace falta un 11-S, un 11-M o un atentado en un cuartel de la OTAN, el yihadismo ha entendido que resulta mucho más aterrador si provoca un acuchillamiento masivo en una plaza pública a plena luz del día", explica con un terrorífico ejemplo el analista del Instituto de Seguridad Global. En mayo de 2103, un yihadista degolló a un soldado británico en plena calle en el barrio de Woolwich, al sureste de Londres. Se trataba de un hijo de inmigrantes, londinense criado y crecido en Londres.