Uno de los sonidos más tranquilizadores que conozco es el del agua cayendo por una cascada. Un sonido que prácticamente es música, aunque no lo oigamos, vasta con mirarlo. Muy a menudo la naturaleza puede ser descrita con una serie de acordes al piano. El Estudio Op. 10, n.º 1 de Chopin es conocido popularmente como «La cascada». Y con mucha razón, pues la mano derecha sube y baja con rapidez por las distintas escalas realizando arpegios de difícil ejecución para los dedos y el brazo de un principiante.