Mientras Cuba deja de ser uno de los países con mayor brecha digital, la Street Network es leyenda. Fue creada por amantes de los videojuegos que probaron divertirse en red y tejieron la mayor comunidad inalámbrica informal de la isla. Querían turbear (jugar), sí, pero también dejar de ser analógicos, dejar de sentirse aislados, compartir libros, software, información. Y lo consiguieron, entre parabólicas improvisadas en el patio de una casa de La Habana, el pirateo de equipos de punta y el trauma generado por la rentabilidad del proyecto.