Ya está bien de Gran Hermano en versión pobre o VIP. Hasta los cojones del granjero que busca esposa o, de la futura monja que no sabe ni destilar un simple licor de esos que venden sin precinto en los conventos. Ahora lo que se va a llevar en la televisión es ver como alguien que representa lo peor de la profesión, vende como inútiles a sus, antaño, compañeros. Sí, curiosamente, jamás son los buenos los que salen en la foto. Y ya si sustituimos foto por pantalla de plasma de diferentes medidas, ya cambia todo el concepto.