(...) Tenían que hacer jornadas continuas de 12 horas, siete días a la semana. Si pretendían dormir, debían pagar una multa de entre 60 y 200 euros. Si querían ducharse entre cliente y cliente, debían pagar una multa de entre 60 y 200 euros. Si enfermaban, eran multadas con una cantidad de entre 300 y 400 euros. Además, eran obligadas a consumir drogas con sus clientes. Todo ello, sin medidas de protección contra la covid-19.