Las pruebas forman parte del programa suizo “Air 2030”, un proyecto por valor de 8.200 millones de dólares para la compra de nuevos aviones y equipos terrestres que vigilen el espacio aéreo del país. Llevar el Eurofighter Typhoon, el Boeing F-18 Super Hornet, el Dassault Rafale, el Lockheed Martin F-35A y el Saab Gripen E a la base aérea de Payerne cerca de Berna, es un “esfuerzo significativo” para fabricantes y gobiernos que participan en el proyecto. Pero la recompensa, estimada de 6.000 millones de dólares bien merece la pena.