Nadie parece saber a ciencia cierta qué suerte han corrido los 245 ciudadanos eritreos que hace unos días fueron trasladados desde el centro de retención de inmigrantes de Misrata, en la costa de Trípoli, hasta la cárcel de Al Braq, cerca de Sebha, en pleno desierto del Sáhara. "Como castigo, los militares sembraron el terror, les torturaron, dejaron varios heridos muy graves, los subieron en tres contenedores de hierro similar a los que usan los trenes de mercancías y los llevaron hasta el sur del país", explica De Grande.