Mientras Graciela Tiburcio, la mayor experta en tortugas de todo México, estudiaba su doctorado, también hacia las necropsias de estos animales. La causa de muerte se repetía: obstrucción del intestino por plásticos, por botellas y tapitas. Desde entonces se volcó a la conservación de estos animales. En el camino aprendió algo crucial: no hay que depender exclusivamente del gobierno —pues los políticos cambian cada tantos años y desechan las medidas de los que gobernaron antes, aunque hayan sido maravillosas—.