Ser una mujer en la Antigua Grecia no era nada sencillo, o más bien dicho, era demasiado sencillo, a veces incluso hasta aburrido. Mientras los hombres libres disfrutaban de una democracia envidiable, las mujeres sólo podían ambicionar una vida de casada, no tenían derecho a la educación, no podían votar y ni de chiste participaban en las actividades políticas del país.