Se ha vuelto común entre los físicos inventar nuevas partículas para las que no hay evidencia, publicar artículos sobre ellas, escribir más artículos sobre las propiedades de estas partículas y exigir que la hipótesis se pruebe experimentalmente. Muchas de estas pruebas ya se han realizado, y se están encargando más mientras hablamos. Es una pérdida de tiempo y dinero. Desde los años 80, los físicos han inventado todo un zoo de partículas, cuyos habitantes llevan nombres como preones, sfermiones, diones, monopolos magnéticos, simps, wimps...