La sinagoga fue en una época el corazón de una boyante comunidad judía que, a medida que sus familias tuvieron mayor prosperidad, se fue trasladando a lugares más exclusivos de Marsella. En su lugar han llegado familias musulmanas. Esa es la razón por la cual el gran rabino de la ciudad, Ruben Ohana, ha dado permiso para que la vieja sinagoga se venda a una organización musulmana conservadora llamada Al Badr, que tiene planes de convertirla en mezquita.