La última banda terrorista superviviente en suelo europeo en pleno siglo XXI anunciará pronto su disolución. Derrotada por la democracia española después de más de medio siglo de terror, ETA presentó su propia acta de defunción en octubre de 2011, cuando dio por terminada la violencia, pero mantiene la ficción de su existencia para intentar dar sentido a los asesinatos del pasado e insuflar moral a los suyos, sobre todo a los presos. Su último y anacrónico comunicado, publicado hace unos días en Gara, en el que homenajeaba a los “luchadores".