Ya en la Edad Media, pero seguramente mucho antes (hay documentos que atestiguan el uso de ortigas en la Edad del Bronce y el antiguo Egipto), se extraían de sus tallos largas fibras similares a las del cáñamo; con ese propósito se cultivaron en el siglo XIX unas ortigas asiáticas (Boehmeria nivea) para producir unos tejidos llamados ramios parecidos a los de lino. En el siglo XVIII, el relator del tercer viaje del Capitán Cook escribió que los habitantes de Kamtchatka, una península ubicada en el extremo oriental de Rusia bañada por el Océano