El árbitro señala fuera, la pelota es clara. Doble falta. Es la segunda vez que Novak Djokovic entrega Roland Garros sin que su rival tenga que entrar en juego. Su rival, al igual que en 2012, es Rafael Nadal, el hombre que se arrodilla en la Philippe Chatrier tras haber frenado una racha de cuatro finales perdidas ante el serbio.