(...) Me caería bien el euskera si se presentara desde esa óptica. Desde el amor por el saber. Desde la arqueología lingüística que teme por su desaparición. Pero le tengo manía porque no veo que se use como un instrumento de comunicación, y por tanto de unión, y de paso de riqueza, humana, cultural, sino como todo lo contrario. Un elemento para separarme de ti. Una lengua que persigue la construcción de una frontera imaginaria. Alde hemendik.