En 1933, un compositor húngaro llamado Rezső Seress compuso una canción que ha pasado a la historia como la canción húngara del suicidio. El título original de la canción era “el fin del mundo”, pero ha pasado a la historia como “Gloomy Sunday”, es decir, domingo lúgubre. Según la leyenda, esta canción incita a matarse, y no porque sea especialmente mala.