Los amos y señores del reino del Black Metal, Venom, supieron cocinar un plato bien picante en 1981. "Welcome to Hell" abrió las puertas a un nuevo averno musical, netamente Heavy, pero con toda la ira furiosa del Punk (y su poca técnica a la hora de llevar el mensaje al sonido) y algo nunca visto: la suciedad épica, el vómito metalero, una ventosidad del mismo Lucifer. Venom encarnaron, y como nadie, el papelón de los más malos del lugar. Un año después, "Black Metal" definió su propio estilo.