En 1974 un sacerdote le profetizó a Kailash Kalau Singh, entonces un veinteañero recién casado, que debería alejarse del agua para tener un hijo varón. Kalau, un campesino de un remoto lugar de la India, aferrado a tradiciones patriarcales, deseaba descendencia masculina con todas sus fuerzas, así que se tomó aquellas palabras al pie de la letra. Decidió que nunca volvería a sumergirse en un lago cercano a su casa, en donde acostumbraba a limpiarse. Hoy, con 66 años, lleva 38 sin bañarse.