Empecemos por el principio. Yo tengo un blog de música.[...]En él unas pocas personas (ojo, personas, blogueros, no somos periodistas) con mucho interés por la música compartimos nuestras opiniones sobre discos y conciertos. A veces nos acreditan para cosas. No siempre, ojo, digo a veces. Otras veces nos pagamos nuestra entrada y asistimos a los conciertos con normalidad. Hay de todo.[...]Asumo que si alguien lee lo que yo escribo es porque confía mínimamente en mi sinceridad, que piense que mi opinión no se puede comprar con una entrada gratis