cuando los propietarios de Maison Octave decidieron jubilarse, les compramos la marca, la fábrica y el fondo de comercio. Necesitamos la ayuda de un préstamo y no pocos sacrificios. Corría 1992 y nuestras mermeladas artesanas francesas, elaboradas por españoles, se seguían vendiendo con un éxito creciente. Nos llevamos a Francia a nuestros hijos y proseguimos con jornadas laborales de 16 horas. Diez años después, ya en 2002, decidimos regresar a nuestra tierra, habilitamos este obrador, cerramos Maison Octave, y creamos la marca Confituras Trad