Es el segundo ataque a imágenes religiosas en la localidad desde septiembre, cuando un joven marroquí causó daños en una hornacina. La puerta del templo estaba forzada. Al entrar, el párroco encontró un Cristo y una Virgen tirados en el suelo. Las imágenes habían sufrido daños y, aparentemente, no faltaba ningún objeto, lo que descartaría el móvil del robo. Los autores, que aún no han sido identificados, dejaron escrito, en letras árabes y en unos trazos perfectos posiblemente realizados con un ‘spray’ sobre una plantilla, la palabra Alá.