A Claverina la soltó en Francia el Gobierno francés, pero un oso pardo no entiende de divisiones administrativas y, tras hibernar, ha decidido cruzar la muga y comenzar a recuperar peso con la dieta de la oveja, animal manso y sociable que prolifera en abundancia en los Pirineos en forma de apetitosos rebaños, y que poco puede hacer frente a las garras y fauces del plantígrado. Así funciona la naturaleza, pero no la política, y los escarceos primaverales de la osa eslovena han puesto en pie de guerra a los ganaderos y en un aprieto al Gobierno