“Me he criado entre animales”, continúa, “los quiero y respeto, pero cada uno de ellos tiene un papel en la vida y, de lo contrario, no existiría. El toro bravo, es evidente, ha nacido para la lidia. La tauromaquia tiene futuro, sí, pero desaparecerá con el tiempo”. “El toro de hoy es el que mejor embiste. ¿Pero es más bravo que antes? Lo será en temple, pero no en casta ni en fiereza. Acude a la muleta más humillado, con más recorrido, y los muletazos son más por abajo y no a media altura como antes, razón por la que el animal se rompe más.