"Aznar quiere ser Sarkozy y, aunque sólo sea por altura, da la talla. Franquito admira a Napoleoncito. No es casualidad que el francés fuera el pasado año el invitado estrella del campus de FAES. Aznar no piensa abandonarnos a nuestra suerte y que, de una u otra forma, resplandecerá su liderazgo para guiarnos en estos tiempos oscuros de relativismo, nihilismo, populismo y otras cosas que acaban en ismo. Se va para quedarse, sin renunciar de momento a su condición de asesor al por mayor de multinacionales y lobbies"