¿Debe la administración reducir la oferta de esas titulaciones que no cuadran en el actual mercado laboral? ¿Debe la educación estar al servicio de las empresas? O, quizás, debemos plantearnos que, cada uno pueda elegir qué estudiar según sus intereses y, una vez titulados, sean ellos quienes cambien las condiciones del mercado para que se adapte a la formación de la que dispone nuestra sociedad? Un tema harto complicado y de difícil solución porque, por desgracia, parece que sea más fácil reconvertir al estudiante universitario en otro perfil.