Es difícil hablar sobre cosas que estas viendo un poco demasiado de cerca. Eso es lo que me está pasando estas elecciones legislativas en Estados Unidos este año, francamente; estoy un poco demasiado metido en ellas. Me explico. Connecticut no es, habitualmente, lo que se llama un battleground state, o “estado campo de batalla”, en la siempre cruda jerga política americana. Las elecciones presidenciales o legislativas no suelen ser demasiado competitivas por estos lares; el último congresista republicano perdió su cargo (...)