Estamos más habituadas a los hombres calvos, estén como estén. Algunos, incluso, decimos que son más atractivos o interesantes así. En cambio, cuando es una mujer, ocurre todo lo contrario. Y sé de lo que hablo como cuidadora de cáncer. Las reuniones en las asociaciones sobre la enfermedad, que trataban sobre la estética durante la quimioterapia, eran solo de mujeres. No había apenas hombres que se acercaran a estos espacios, transmitiendo la idea de que su calvicie, consecuencia de la quimioterapia, fuera un problema para conseguir un trabajo.