En una escena famosa de los Simpson, los habitantes de Sprinfield tienen que trasladar la ciudad a ocho kilómetros porque la desastrosa gestión de Homer Simpson como comisionado de basuras ha convertido el emplazamiento original en un basurero. Pues lo mismo, pero con enormes torres de pisos, chiringuitos y tiendas de souvenirs subiendo por la A2 y la A7 camino de la cornisa cantábrica. Y no por la basura, no: por el calor. Así serían los Simpson si Sprinfield estuviera en la costa del mediterráneo. Así será el futuro que nos va a tocar ver
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