“Mi mejor momento fue en la cárcel. Se está muy bien ahí, te lo digo en serio. Porque lo tienes todo en tu cabeza. En el ordenador personal de tu cabeza. La vida en la cárcel también es una vida y la actitud adecuada, sencillamente, es vivir ahí, hacer uso de tu imaginación, leer libros y crear ideas. Allí nadie te molesta, nadie te interpela. No hay mujeres, no hay alcohol”. Allí no hay vicios, subraya, sólo “virtudes”.
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