Rocío Carrasco ha llorado ante la cámara y todas esas lágrimas se perderán en la lluvia, como las del último de los androides que retira el blade runner. Antes lloró Juana Rivas y ese dolor no convirtió sus palabras en una prueba inapelable. También lloró la joven que denunció una violación en la feria de Málaga y no era verdad lo que decía, como reconoció después. Otras personas lloran y sí que dicen la verdad, pero no porque lloren, pues llorar expresa dolor, no verdad. Si llora la persona a la que llama maltratador, ¿la tenemos que creer?
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