En los registros practicados en las propiedades de este hombre se localizaron bolsas con cartas, en algún caso con una antigüedad superior a un año. Sus vecinos contaron que Fernández Castiñeiras tenía "la obsesión de ir cogiendo cosas", aunque no sospecharon que su obstinación llegase a los envíos postales. Fue detenido el 3 de julio de 2012 y el valioso libro apareció al día siguiente, el 4, justo un año después de su robo.
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