Investigadores gallegos que llevan más de una década analizando el impacto de las gaviotas en los acantilados de Cíes han cuantificado por primera vez las toneladas de metales tóxicos que las aves marinas transportan cada año desde los océanos hasta sus colonias de reproducción en todo el mundo. El estudio también evidencia que la mayor parte del cadmio, el mercurio y el plomo que depositan en sus zonas de nidificación a través de los excrementos son muy solubles, por lo que pueden acabar fácilmente en el agua.
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