Concretamente, según revela este estudio, hasta dos tercios de las personas (tanto liberales como conservadores) renunciaron a la posibilidad de ganar dinero extra para así no tener que escuchar a la otra parte. Y no lo hacían porque ya supieran lo que los otros iban a decir, sino porque les molestaba, podía crear frustración o requeriría demasiado esfuerzo. La aversión se aplicó a temas como el matrimonio entre personas del mismo sexo, las elecciones, la marihuana, el cambio climático, las armas y el aborto.
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