Todos los estadounidenses tienen derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad. Pero la felicidad de los ricos puede venir con una ventaja añadida: está subvencionada por los contribuyentes. Los multimillonarios no sólo pueden deducir los costes de comprar, poseer y entrenar caballos de pura sangre, sino que pueden tratar todo tipo de pasatiempos y actividades secundarias como negocios, y luego aprovechar esos negocios como una fuente adicional de deducciones.
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